lunes, 13 de marzo de 2017

Yuanfen

Sólo se puso detrás de mí, como un recuerdo, como una sombra.

Se puso detrás sin rozarme siquiera, pero el calor de un escalofrío lento y conocido reptó por mi espalda y mi nuca. Clavé los pies en el suelo para no moverme y que no notara ese imán que siempre me inclinaba hacia donde estaba. Cerré los ojos mientras seguía escuchándole hablar de cosas sin sentido, cosas tan lejanas a ese momento que mi mente sólo traducía las palabras en zumbidos apagados. 

Mis dedos ardían. Ladeé la cabeza, buscándole. Noté su olor y el calor que desprendía su cuerpo. Se estaba riendo. Entonces se llevó su risa a otra sala y noté la vibración que me tenía hipnotizada huyendo de mí, siguiendo su estela. La habitación se quedó en silencio. Hacía frío. Abrí los ojos y enfoqué la mesa, donde la taza de café me esperaba sobre mis papeles. Recuerdo haber pensado que esa sensación era lo más bonito que había sentido en meses.