sábado, 5 de noviembre de 2016

Incorrecto.

Vivir en una mentira. Eso es lo que hacéis. Todos. Casi todos. Demasiados para mi gusto.

En esta sociedad de Internet en la que la mayoría aireamos nuestra vida, parece que todo es felicidad, todo son selfies repetitivos donde sonreímos, sonreímos, y después mostramos únicamente aquellas cosas fuera de nuestra vida rutinaria para hacer saber al mundo lo bien que vivimos. 

¿He ido a un restaurante caro? Foto a la comida. Publicar. Esto es calidad.
¿He ido a dar un paseo por el campo después de dos años sin respirar aire puro? Foto a los árboles. Publicar. Amo la naturaleza.

¿Por qué os dejáis infectar? Os contamináis con vuestra propia pantomima. De pronto todo debe ser perfecto. Todo debe ser apto para ser mostrado. Hemos dado un paso adelante y cinco para atrás.

Las relaciones de pareja. Ah. Qué gran teatro. Seguís cubriendo un amor rutinario con mensajes públicos que deberían ser privados. Con corazones y azúcar por doquier para no ver la realidad, y es que muchos de vosotros ya no sois felices. Ya no sentís lo que se debe sentir cuando se está enamorado. Os ha comido el tiempo, pero seguís huyendo de la verdad. ¿Qué dirán cuando la red note la ausencia de publicaciones de vuestro amor, de vuestra historia de cuento? No se puede permitir. 

Es mejor no desengañarse. 

Vivamos para nuestro público.




** He encontrado este texto como borrador de Abril 2015. Estoy un poco en shock. No recuerdo qué me motivó a redactarlo, pero me ha gustado tanto que lo voy a publicar con año y medio de retraso. Ahí lo tenéis.